Toledo, lugar donde los aviones de papel surcan los cielos. Donde la fábrica de banderas de España incrementa sus ventas, mientras que el mismo hombre chino, se repite en cada “pico-esquina”, y sube cuestas sin parar. El suelo de esta ciudad está lleno de cáscaras de limón, que han sido devoradas por el mejor cantante de ópera, mientras que una sabrosa alita de pollo no para de tatuar la cuidad con ventiladores, que hacen que surjan historias. Los toros se dejan olvidadas las cabezas en los bares, y las camas de los hoteles se hacen la mitad de pequeñas. Los templos se convierten en mercados, y las colas recorren las calles. Y tras los mejores cafés, cervezas y pizzas celiacas para hombres que son servidas por camareros con tupé, me doy cuenta de que solo quiero estar con vosotros, y que en el tratado de Utrecht escrito por Carlos V dice que el gordo de la lotería acaba en quince.
me encanta, lo he leído tres veces por lo menos!
ResponderEliminarya eh...somos uno!
ResponderEliminarHe vivido el viaje a Toledo. Lo he disfrutado como todos. Pero hasta que no lo he visto a traves de tus palabras no he entendido lo magnánimo de cada instante, de cada rincón.
ResponderEliminarGracias por mostrarnos el verdadero viaje que hemos hecho.
A pesar de todo, percibo cierto deje irónico en lo de "el mejor cantante de ópera" que no entiendo. No truncareis mi apoteósica carrera musical por no saber apreciar las vibraciones de mis portentosas cuerdas vocales. :P